Autor: Laurie Halse Anderson
Serie: Tomo único
Editorial: Roca Editorial
Idioma original: Ingles
Fecha de publicación: 15 de junio 2010
Lia se repite constantemente que no debe comer. En su vida sólo hay sitio para contar las calorías, para hacer ejercicio cuando la han obligado a ingerir una cantidad de alimentos que ella considera demasiado. Siempre. Pero ahora su amiga Cassie, con quien llegó al terrible pacto de convertirse en la más delgada del instituto, ha muerto y la persigue en sus sueños, porque se la quiere llevar con ella, no quiere estar sola al otro lado.
Lia tiene una oportunidad, puede coger la mano de aquellos que se la ofrecen: sus padres, su hermana pequeña, puede aceptar el consejo de los médicos, pero no será hasta que haya tocado fondo que pueda recobrar la ilusión por una vida que se le escapa de las manos.
Mi opinión...
Frio es un libro que nos habla de la manera más cruda y directa, acerca de los desordenes alimenticios, sin guardarse ningún detalle, y abarcando casi cada aspecto en la vida de una persona que los padece –en este caso, Lia. Una chica bastante sola e incomprendida, que vive con su papá, su madrastra, y su hermanastra, en una casa en donde todos parecen hablar, pero nadie se escucha realmente. Su mejor amiga de la infancia acaba de morir, y ahora más que nunca se siente sola, en un mundo en donde lo único que la rodea son esas voces en su cabeza –esos demonios que juegan con su mente- y una oscuridad que se puede sentir en cada línea.
Cuando paseábamos por nuestro caminito de galletas de jengibre hacia el bosque, nos cogíamos de la mano y la sangre goteaba entre nuestros dedos. Bailábamos con brujas y besábamos a monstruos. Nos convertimos en chicas de hielo, y cuando ella intentaba marcharse, la arrastraba hacia la nieve porque tenía miedo a estar sola.
Lia es una protagonista que se está muriendo desde adentro, y es ella misma la encargada de permitirlo. Es su cabeza la que no la deja vivir. Su propia mente que juega con ella, y la atormenta día y noche –y no solo con esas alucinaciones que tiene con su amiga muerta, sino también con todos esos comentarios negativos y recriminaciones que tiene hacia ella misma-. La peor enemiga de Lia habita en su cabeza, y la verdad es que nuestra protagonista no puede ni quiere pelear contra ella.
Lo triste es que cree que nadie se preocupa por su bienestar, siendo incapaz de ver más allá de su propia nariz. No puede perdonarle a sus padres el que a veces tengan que dejarla un poco de lado por su trabajo, y piensa constantemente que está sola en un mundo en donde nadie la quiere. Todo ese sufrimiento acumulado que vive, lo expresa a través de su pelea constante contra la comida. Tal vez ese sea el punto más fuerte del libro. La forma en que la autora supo retratar ese padecimiento que pasa en la cocina, esa manera que tiene de torturarse, de contenerse, de sobrevivir día a día, culpándose por anhelar un vaso de jugo, un pedazo de pan, unas galletas. Si hay algo que puedo decir, es que Laurie Anderson supo cuidar de cada detalle, de una manera que tal vez otra autora no hubiese podido.
Ella ciertamente logra reflejar todo el tormento que padece una persona que está pasando por una situación como la de Lia, de una manera más que creíble. Pero mi problema es que, aunque me atrapó, también se me hizo un poco cuesta arriba a medida que avanzaba. Y todo fue a causa del ambiente que se respira en la historia, esa atmosfera de pesimismo, tensión, y miseria que empapa cada hoja, y que lograba abrumarme un mucho. Y no es que hubiese esperado una historia llena de alegrías y payasos, pero tanta infelicidad, tanto… frio, fue algo con lo que no pude –o supe- lidiar.
Y aquí está una chica agarrando con fuerza un cuchillo. Hay grasa en la cocina, sangre en el aire y palabras de ira amontonadas en cada rincón. Estamos educados para no ver lo que hay ante nosotros, para no ver absolutamente nada. (…) Alguien acaba de arrancarme los parpados.
Su pluma desprende melancolía en cada línea, pero la narración nunca decae. Hay capítulos que son bastante cortos, y hasta contamos con dos hojas en donde está escrita la misma frase: “No. Debo. Comer”. También tiene frases tachadas –los pensamientos sinceros de Lia- junto a aquellas cosas que se obliga a creer, haciéndonos sentir de alguna manera, más cercanos a la protagonista. Y aunque como mencioné más arriba, me sentí un poco cargada con tanta desesperanza, al final me dejó con un buen sabor de boca, y la sensación de que me topé con una historia si bien más dura, también más real y humana que muchas otras que abundan hoy en día.
Si buscan una historia diferente, definitivamente deben darle una oportunidad.
Yo lo leí hace unos meses y a pesar de que es un libro muy crudo me encantó. Lo recomiendo muchísimo.
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