Autor: Koushun Takami
Serie: Tomo único
Editorial: Booket
Idioma original: Japonés
Fecha de publicación: 14 de mayo 2013 (primera publicación 1999)
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En la República del Gran Oriente Asiático está prohibido el rock, esa música decadente. Los jóvenes crecen en un estado totalitario y controlador que promueve la competitividad. Como medida de control de rebeliones, la administración pone en marcha el Programa: cada año, 50 clases de distintos institutos son elegidas para luchar a muerte en la BATTLE ROYALE.
Los alumnos elegidos son aislados en una isla. Las normas del juego son estrictas: no pueden escapar, no pueden contactar con el exterior, y solo puede quedar uno.
Todo está permitido para sobrevivir.
Empieza el juego.
Empieza BATTLE ROYALE.
Muy bien, ahora quiero que escribáis una cosa. Para memorizar algo, lo mejor es tomar nota. Escribid esto: “Nos mataremos los unos a los otros”. Apuntadlo tres veces. (…)
Sakamochi añadió:
Muy bien, y ahora: “si no mato, me mataran.” Escribid eso tres veces también.
Un autobús escolar es secuestrado cuando se encontraba regresando de una excursión. Todos los estudiantes que viajaban en él son puestos a dormir y despiertan en un salón de clase extraño para ellos. A su alrededor hay soldados, y en frente hay un maldito cerdo que sostiene en una bolsa de basura los restos de su profesor –quien murió luchando por ellos- y quien además de eso les deja saber por lo claro que hacen parte de “El Programa”, este juego macabro en donde los estudiantes de tercero de una escuela elegida al azar son obligados a matarse los unos a los otros hasta que quede un ganador…
La primera vez que supe de este libro fue tras todo el alboroto que se armó cuando acusaron a Suzanne Collins de haberse “inspirado” demasiado en toda la historia para crear sus Juegos del Hambre. Recuerdo que leí que ella negó saber si quiera de su existencia, aunque sí que hay cosas que son muy sospechosas… pero en fin, en su día decidí creer en su palabra, y ahora que por fin conozco de primera mano todas estas similitudes seguiré creyendo ingenuamente que son simples coincidencias, con eso dicho, empecemos...
Este libro fue la experiencia de mi vida, una vez pasas del capítulo cero –que es la introducción a TODOS los cuarenta estudiantes-, es imposible dar marcha atrás, porque has entrado al juego de pesadilla que resulta ser El Programa. Estamos frente a otro gobierno totalitario, que se rige bajo el puño de un dictador desconocido para el lector, quien impone una ley ridícula e injusta que todo el mundo cumple sin protestar, y que termina haciendo –una vez más- victimas a adolescentes en teoría inocentes.
Es entonces cuando cuarenta jóvenes son lanzados en una isla con un morral lleno de artefactos que supuestamente les ayudaran a sobrevivir –a pesar de que hay uno que otro que resulta ser completamente absurdo- con una serie de reglas que deben seguir si no desean morir.
Con eso comienzan las alianzas, comienzan las dudas, los accidentes y los asesinatos a sangre fría. Hay muchos que no desean combatir, pero también hay otros que no ven otra opción y se meten de lleno en el juego. El miedo como motor que los mueve a todos –o a casi todos- y los hace hacer cosas jamás imaginadas con anterioridad. En todo momento estamos frente a ese dilema moral de los protagonistas: asesinar o ser asesinado. Muchos deciden morir bajo su propia mano, hay unos cuantos accidentes, pero sobre todo, demasiada sangre y descripciones explicitas.
En un principio fue algo que me afectó mucho, pues soy una persona muy impresionable y las descripciones resultaban de lo mas graficas -a riesgo de sonar exagerada, comer carne mientras leía este libro se me hizo muy complicado – pero digamos que después te acostumbras y quieres seguir la historia más allá de eso, porque de verdad deseas saber quién demonios llegará al final.
Aunque pensemos que todo está mal, nuestra vida es demasiado preciosa como para arriesgarla protestando, ¿no?
Este libro es cruel porque te hace testigo de asesinatos cometidos entre amigos, personas que conoces y con quienes has convivido desde tu infancia. El autor se encarga de una manera espectacular el hacerte participe en la vida de todos los protagonistas dándonos pequeñas miradas a sus pasados. Cada personaje es real a su manera, no es solo carne de cañón ni bultos de rellenos para ser eliminados por el protagonista –ese que ya sabes ganará el juego-. Aquí todos los estudiantes se nos presentan como “seres de carne y hueso”, jóvenes asustados en una situación que los tiene al límite y los hace sospechar de todo lo que hay a su alrededor. Y eso me ENCANTO. El hecho de que hubiese muertes que me entristecieran y me amargaran la noche fue prueba suficiente para demostrar cuanto me llegó la pluma del autor.
Ahora la cuestión ¿Los juegos del hambre o Battle Royale? Sé que las comparaciones son odiosas, pero al final tenía que preguntármelo y la verdad es que siento que debo irme por este último. Me prometí no comparar los dos libros pero creo que debo decir lo siguiente: aunque amé la trilogía de Suzanne Collins al final creo que si hubiese leído Battle Royale en esa época, no me habría gustado tanto los famosos libros. No solo fue el hecho de que ya quisieran todos estos cuarenta estudiantes haber estado en los juegos del hambre –que créanme, en comparación con lo que sucede en esa isla es un juego de niños- si no sobre todo el acercamiento emocional que me permitió realizar la segunda historia con TODOS los personajes. Estuve al límite todo el libro porque quería saber cómo terminaría todo –tuve razón en mi teoría- y a su manera el autor se las arregló para cerrar bastante bien una historia tan cruel como esta.
En conclusión, es un libro que recomiendo con toda mi alma. Es entretenido y desgarrador, además de lleno de acción y sangre, y una pizca de romance, que seguro los dejará pensando en el desenlace durante unas cuantas noches. Si yo pudiera hacerlo una lectura obligatoria no dudaría ni un segundo… eso sí, ni muerta me acerco a la película.