Autor: Sophie Kinsella
Serie: Tomo único
Editorial: Salamandra
Idioma original: Ingles
Fecha de publicación: 1 de enero 2006
★ ★ ★ ★
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«Me llamo Samantha, tengo veintinueve años y en mi vida he horneado un pastel. Tampoco sé poner una lavadora y mucho menos coser un botón. Lo que sí sé es modificar un contrato financiero y ahorrarle a mi cliente treinta millones de libras.»
La emprendedora y eficiente abogada de la City londinense, Samantha, no sólo adora su trabajo sino que vive para él. Adicta al estrés y la presión extrema, ha llegado hasta el punto de enviar y recibir emails durante las sesiones de relajamiento con su terapeuta. La adrenalina es su combustible y convertirse en socia de un prestigioso bufete su objetivo declarado. ¡Qué menos! Y cuando está a punto de conseguirlo surge la catástrofe en forma de un error, pero no un simple error, sino un error garrafal que cae sobre su persona como un meteorito. ¡Madre mía, trágame tierra! ¿Qué hacer? Pues huir, huir lo antes y lo más lejos posible, y tan lejos que en su ofuscación acaba ocupando el puesto de ama de llaves en una aristocrática mansión. Ni ella misma se lo cree... ¿Cómo puede haberle ocurrido? ¿Ha sido su culpa o tal vez alguien...? Con el tiempo tendrá que analizar lo sucedido, puesto que antes hay que salir del infierno doméstico en que se ha metido: lavadoras, plancha, infinidad de cacharros y utensilios, y una amplia cocina le reclaman demostrar sus presuntas habilidades. ¿Logrará Samantha triunfar en su nuevo e inaudito oficio? ¿Llegará algún día a ser la reina de la casa?
Después de unos meses sin terminar ninguno de los libros que empezaba, me decidí a volver a uno de mis géneros favoritos -por su ligereza, simplicidad y básicamente frescura-, el chick-lit. ¿Y qué mejor manera de hacerlo, que con una de las escritoras más aclamadas de esta literatura?
Samantha es una mujer extremadamente inteligente y exitosa, cuya vida gira entorno a su trabajo. Siendo una de las abogadas más reconocidas de la City londinense, no sabe lo que es tener tiempo libre, ni pasatiempos, ni mucho menos es conciente de que existe un mundo fuera de su celular. Por esto mismo, cuando su mundo se pone patas arriba -tras cometer un error elemental- quedará pérdida fuera de su zona de confort, escondida en un pueblito en medio de la nada, demasiado avergonzada para darle la cara al mundo... y teniendo que hacerle frente a algo completamente desconocido para ella: los oficios domésticos.
—¿Dónde dices que has estudiado? —me pregunta. Me pongo a la defensiva. Este tipo no tiene ni un pelo de tonto.
—En la escuela Cordón Bleu. —Noto que me arden las mejillas. Le añado un poco más de sal al vino y lo muevo con energía.
—No has encendido el fuego —apunta él.
—Es una salsa fría —replico sin alzar la cabeza.
La manera en la que Sam termina trabajando en una mini mansión como empleada doméstica me pareció surrealista hasta decir basta. Sin embargo, cuando se pasa por alto ese pequeño detalle, este libro termina siendo una lectura bastante amena y divertida.
Ser testigos de la forma en la que Sam empieza a vivir su vida, a abrirse a nuevas experiencias, a reorganizar sus prioridades... probablemente es lo más entretenido de la historia. Me ha gustado bastante el énfasis que ha hecho la autora sobre la posibilidad de replantearte tu vida sin importar qué tantos años tengas, o lo muy lejos que hayas llegado en tu profesión. Sophie Kinsella nos presenta a una protagonista que lo tiene todo, pero que en menos de doce horas se ve lanzada a la deriva, lejos de aquellas cosas que aportaban bastante a su identidad propia.
Trish se queda mirándome de hito en hito. Luego, para gran sorpresa mía, gesticula irritada y pasa la página de la revista. —Está bien, está bien. Si tan importante es...
—Sí. —Trago saliva—. Es importante. Mi vida privada es importante.
Otro punto a favor fue el haber dejado el romance en un segundo plano -principalmente porque al no gustarme tanto, no tuve que sufrir toda la lectura-. A mí el interés romántico de Samantha me gustaba mucho, pero la forma en la que se desarrolló su relación no tanto. Siento que la autora le metió un poco de prisa al asunto, dejándome con el sabor amargo de un casi insta-love que no termina de convencerme.
Pasando por alto lo anterior, fue una historia que disfruté bastante. Me llevé de perlas con la protagonista -cuyo sentido del humor resultó ser muy compatible con el mío-, los personajes secundarios me encantaron -a resaltar los jefes raritos de Sam-, y el villano de la historia, aunque predecible, se hace odiar especialmente al final.
Definitivamente estaré leyendo más libros de esta mujer.
